domingo, 30 de septiembre de 2007

En el Principio.

Pensé, desde antes de decidirme finalmente a abrir esta bitácora, que la primera entrada formal, o temática, debía ser la que hablase del origen de la vida. Las mitologías, las ontologías y las religiones siempre abren contando sus respectivas historias de la Creación. La diferencia es que la Biología postula una reconstrucción histórica basada en datos y hechos comprobados y experimentación sobre este tema.

Necesariamente, tendré que referirme a la bioquímica, la química de los organismos vivos, los elementos que los componen y cómo se relacionan entre ellos. Sin embargo, prefiero dedicar esta primera entrada a hablar en términos generales y sobre cómo aparecieron las primeras moléculas constitutivas de la vida y ya dedicaré la siguiente a extenderme sobre la bioquímica estricta (aviso: voy a tener que ser un poco fullero porque si quisiera explicar las causas básicas de la bioquímica tendría que extenderme sobre la física y la química elementales, pero ya llegaremos a ello en su momento).

Esencialmente, todos los seres vivos conocidos se basan en cuatro elementos fundamentales: Carbono (C), Oxígeno (O), Nitrógeno (N) e Hidrógeno (H). El Carbono es la base estructural de los esqueletos de las biomoléculas y va acompañado de los otros elementos en diferentes proporciones según el tipo de molécula de que se trate. Las biomoléculas fundamentales se agrupan en: glúcidos, lípidos, proteínas y ácidos nucléicos. Estas moléculas, junto con el agua y los electrolitos (átomos cargados o iones, como Calcio (Ca), Sodio (Na), Cloro (Cl), Fósforo y otros), son las que forman los seres vivos conocidos y posibilitan los fenómenos que entendemos como vida.

La cuestión clave es que estas biomoléculas, las que nos forman, las que reaccionan entre sí y producen los procesos que hacen que nos movamos, respiremos, pensemos y, en definitiva, que estemos vivos, no son especiales. La materia que nos forma no es diferente de la materia inerte y un átomo de carbono en un ser vivo no es diferente de un átomo de carbono en el carbón que podemos usar en una barbacoa. ¿Por qué parte de la materia que formaba el planeta Tierra, la tercera roca desde el sol, resultó en estos organismos vivos? Los creyentes ven la mano de Dios en todo esto pero no pueden demostrarlo. Los científicos, por otra parte, buscaron la respuesta partiendo de que no existía ninguna diferencia entre la materia viva y la inerte.

Los dos científicos que postularon las bases de esta búsqueda fueron Haldane y, sobre todo, Oparin. Los postulados hipotéticos de estos dos biólogos fueron la base de uno de los experimentos más espectaculares en Biología del siglo XX: el experimento de Miller de 1953. El experimento consistió en la reproducción de una atmósfera oxidante similar a la de la Tierra primigenia en la que los gases principales eran el metano, el amoniaco, el hidrógeno, el monóxido de carbono y el vapor de agua (en nuestra atmósfera actual, oxidante, los gases principales son el nitrógeno, el oxígeno y el dióxido de carbono). Al pasar corriente eléctrica entre dos electrodos situados en una cámara con estos gases, se recuperaron moléculas orgánicas como aminoácidos, monosacáridos/alcoholes, algunos ácidos grasos básicos y nucleótidos. Aparentemente, la intervención divina no estaba por aquí. Este experimento básico fue modificado por Joan Oró al introducir en esa atmósfera reconstruida gas cianhídrico (cianuro de hidrógeno), lo que resultó en la acumulación de bases nitrogenadas, los sillares elementales de los ácidos nucléicos, en la sopa primordial.

Con el tiempo, el experimento original de Miller ha sido modificado, se ha sustituido la aplicación de corriente eléctrica por el uso de luz ultravioleta (UV), de la que si se sabe con certeza que siempre ha existido una buena exposición por parte del sol y que proporciona una buena cantidad de energía (como demuestra su actividad sobre las células vivas al producir tumores y cáncer de piel, un efecto de su actividad en los ácidos nucléicos). Todos estos refinamientos sólo han contribuido a validar las hipótesis originales de Oparin y Haldane y a reafirmar la teoría del origen abiótico de la vida. Naturalmente, de la existencia de las biomoléculas a la aparición de las células como unidad elemental de la vida hay un gran paso pero eso será de lo que trate una entrada próxima.

Artículo Original de Miller.

Artículo sobre el Origen de la Vida (bastante completo).

5 comentarios:

LA CARICATURA EXISTENCIALISTA dijo...

Que genial la idea de recrear los componentes del mundo. Hacer un simulacro de la existencia; es algo demasiado interesante. Saludos!

Pilar dijo...

Me alegra sinceramente que te hayas decidido a hablar de biología. Seguro que aprendo mucho con tu blog, porque mi base es mínima (el instituto y poco más). Así, cuando lea artículos de filosofía de la biología, más enigmas quedarán resueltos de golpe...
Pues eso, que atenta estoy.

Illuminatus dijo...

La verdad es que estoy repasando las dos entradas de bioquímica que tengo ya listas como borrador. Son largas y necesitan algunas ilustraciones pero servirán de base para cuestiones posteriores porque si no algunas serían poco accesibles para los legos.

Emilio Cervantes dijo...

Del origen de la vida no sabemos nada. Ni siquiera si la vida tuvo un origen.

Illuminatus dijo...

XD Un antidarwinista. Qué bueno. Lo siento, señor Cervantes, pero la poesía y la filosofía, aunque son de mi gusto, son un subconjunto de la realidad que se solapa muy poco con lo que quiero tratar.

Y le reto a usted a que pruebe, documentando sus afirmaciones, que la vida NO tuvo origen.